lunes, 27 de enero de 2014

Placeres invernales


Llegar a Culla en medio de una niebla espesa enredándose entre las carrascas y avanzando hacia el Mas de les Forques desdibujado por una fina lluvia,  para nada más cruzar el umbral sentir el calor y la casa que te acoge y te lleva por el aroma hasta la cocina. Allí donde pasamos dos horas jugando, preguntando, aprendiendo, preparando, probando, oliendo la trufa y conociendo a sus amigos de festival:
Huevos caseros, patatas del huerto vecino, aceite de la comarca, pan de leña, requesón de Benasal, membrillo,  y así  finalmente y con una sonrisa de oreja a oreja, mofletes en las mejillas y cosquillas en el estómago terminamos comiendo un glorioso arroz trufado con boletus, verduras y pelotas de pollo de corral envueltas en col. Tremendos placeres invernales.
Y eso que aún no había nombrado los vinos tintos que nos acompañaron: Mas de Rander syrah, Flor de Clotàs tempranillo madurado en roble y Magnanimus Platino, un coupage de tres variedades: cabernet, merlot, syrah y doce meses en barrica. Tanta armonia que hasta salió el sol por la tarde.